La Naveta des Tudons es uno de los monumentos prehistóricos más conocidos de Menorca y es uno de los edificios en pie más antiguos de Europa.
Índice de contenidos
- 1 La Naveta de es Tudons (1000-800 a.C.)
- 2 El contexto histórico de las navetas funerarias y la edad de bronce en Menorca
- 3 El contexto arqueológico de la naveta de es Tudons, los rituales funerarios
- 4 El territorio y el paisaje de las Navetas
- 5 La arquitectura de la Naveta de es Tudons, la construcción del monumento
- 6 El nombre de la naveta
- 7 Excavación y restauración
- 8 La naveta de es Tudons como icono de la Menorca Talayótica
- 9 El imaginario popular, la leyenda de la naveta de Es Tudons
- 10 Como llegar
- 11 Que hacer en Ciudadela
- 12 Galeria de imágenes
Monumento funerario del final de la época pretalayótica (edad del bronce), Construido con forma de nave invertida y con grandes bloques de piedra.
En su interior vemos una doble puerta de acceso y dos cámaras superpuestas.
Era una tumba colectiva y actuaba como osario. Fue excavada y restaurada en los años 50 del siglo XX.
Las navetas son sepulcros exclusivos de Menorca. Pueden ser circulares o alargadas, tener uno o dos pisos y ser más o menos grandes.
La naveta de Es Tudons cuenta con dos pisos, es una de las más alargadas y la más grande de todas las que se conocen. El acceso al piso superior se realiza a través de una chimenea que se abre en el techo del corredor de acceso.
Entre el 1400 y el 850 a. C. Menorca estaba habitada por pequeñas comunidades de personas que vivían en granjas dispersas a lo largo del territorio insular.
Las casas, construidas con muros de grandes piedras y con techos a menudo sostenidos por vigas de madera y recubiertos con arcilla impermeabilizada, tenían una forma alargada. Constaban de un hogar, la zona de almacenamiento de los alimentos y la zona de descanso.
Las granjas podían estar formadas por dos o tres casas denominadas naviformes, aunque en algunos lugares se han llegado a documentar hasta doce o catorce. Durante la fase final de este periodo, parece que la población se concentraba en torno a un nuevo tipo de edificios: los talayots.
La economía era de subsistencia. Los habitantes de la zona explotaban los campos mediante el cultivo de cereales como el trigo y la cebada, y criaban rebaños de ovejas y cabras, así como vacas y cerdos. En la mayoría de poblados había talleres donde se fundía mineral y se fabricaban objetos de bronce.
Para enterrar a los muertos utilizaban cuevas naturales, selladas con grandes muros de piedras ciclópeas, y pequeños hipogeos, (cuevas excavadas artificialmente en la roca), además de las propias navetas funerarias, como la naveta de Es Tudons.
Se producían contactos e intercambios con el exterior, y hay constancia de la importación de varios tipos de productos, como lingotes de bronce y estaño, así como de objetos manufacturados, especialmente herramientas, adornos, armas de bronce y, probablemente, tejidos. También se ha constatado la importación de objetos de marfil y fayenza, un tipo de pasta de vidrio.
Estos objetos procedían principalmente del continente europeo y del norte de África, lo que sitúa a Menorca dentro de las líneas comerciales de la Edad del Bronce en Europa y el Mediterráneo, si bien en una posición periférica.
Las navetas son tumbas de enterramiento colectivo en las que se depositaban los cuerpos completos de personas de ambos sexos y de todas las edades. A pesar de la remoción de los sedimentos arqueológicos, gracias a las excavaciones y a la información obtenida de otras navetas tenemos una idea aproximada de los rituales funerarios practicados en el interior de la cámara.
El difunto era transportado hasta la naveta probablemente envuelto en una piel de buey o un sudario de tela, fuertemente sujeto por cuerdas trenzadas. Una vez dentro, era depositado aproximadamente en el centro de la cámara, para lo que se apartaban los restos óseos de enterramientos anteriores. Los huesos de los cuerpos ya desarticulados se ordenaban: los cráneos se colocaban junto a las paredes, formando agrupaciones en filas, mientras que los huesos largos se juntaban en pequeños grupos.
Es muy probable que la cámara estuviera iluminada por lamparitas, consistentes en pequeñas ollas con grasa y una mecha. Asimismo, alrededor del difunto se colocaban varias ofrendas en vasos cerámicos, probablemente comida y líquidos. En contadas ocasiones el difunto estaba acompañado por algun objeto personal, como punzones o brazaletes.
Curiosamente en todas las excavaciones efectuadas en navetas se han encontrado miles de huesos de ratones. En un primer momento se pensó que los roedores podrían haberse comido los restos depositados dentro, pero estudios recientes plantean que realmente se trata de egagrópilas, los restos de la comida que los búhos y las lechuzas regurgitan en los lugares que habitan.
También se ha hallado una tapa de hueso decorada con círculos concéntricos que formaba parte de un tubo de madera o un cuerno de buey, usados para guardar cabellos humanos. El ritual consistía en teñir de rojo los cabellos de los difuntos, cortar algunos mechones y preservarlos en estos contenedores como recuerdo.
Las navetas se construían sobre pequeños afloramientos rocosos, en terrenos ligeramente ondulados o llanos, levemente elevados, lo que les permitía destacar sobre el paisaje en su área más inmediata. No obstante, al contrario que los talayots, no estaban ubicadas en lugares donde pudieran ser vistas desde un radio muy amplio. Las navetas están siempre alejadas de otros edificios funerarios y de las casas, por lo que se cree que se mantenía una zona vacía de terreno a su alrededor.
También se sabe que durante la Edad del Bronce (1600-850 a.C.), el paisaje dominante estaba ocupado por encinas y acebuches, junto con campos de cultivo y gramíneas.
Se han documentado tres tipos de navetas funerarias: las de planta alargada, las de planta circular y las de planta alargada con fachada cóncava.
Llama mucho la atención la distribución de las navetas sobre el territorio, ya que se concentran en los dos extremos de la isla, al este y al oeste. Las navetas de planta circular se agrupan en la parte oriental de la isla, en un diámetro de 5 km, mientras que las de planta alargada, situadas en la parte occidental, ocupan una zona más dispersa. Esta concentración de las navetas podría indicar un área de importancia económica y/o simbólica para las comunidades de la época.
Las tierras en las que se ubican son fértiles, y algunas hipótesis plantean que serían la manera en la que dichas comunidades vinculaban los territorios con sus antepasados, como reivindicación de la propiedad de estas tierras.
Cabe destacar también que la mayoría de navetas funerarias ocupan las cabeceras de algunas de las cuencas hidrográficas de la isla. Además, su parecido con las casas las convertiría, simbólicamente, en «casas de muertos», lo que reforzaría la idea reivindicativa sobre el territorio.
La naveta de Es Tudons es un monumento de planta alargada, fachada ligeramente cóncava y cabecera absidal. El dibujo de la planta del edificio recuerda, por tanto, a una herradura alargada.
En el interior se construyó una doble cámara, una en planta baja y otra superior, a la que se accede desde la antecámara mediante un conducto vertical de sección rectangular. La puerta que da acceso a la antecámara está orientada a 251 ºN, es decir, hacia el oeste, a la puesta de sol.
El monumento está construido con la llamada técnica ciclópea, es decir, consta de tres paramentos: el exterior, formado por grandes piedras descantadas de tendencia regular, el interior, realizado con piedras más pequeñas, y el central, que incorpora el relleno de piedra pequeña y da consistencia a los otros dos paramentos.
El proceso de construcción de las navetas, en el que quizás participaban varias comunidades vecinas, era seguramente el siguiente: se escogía un afloramiento rocoso próximo y se extraían las piedras mediante cuñas de madera y palancas. Es muy probable que en este momento los canteros, que disponían de herramientas de bronce, ya les dieran forma.
Las piedras se transportaban hasta el lugar escogido con la ayuda de bueyes y hombres, seguramente haciéndolas rodar por encima de troncos de árboles. Una vez en el emplazamiento, se colocaban en su lugar definitivo mediante una rampa de piedra o de tierra. Una vez terminado el monumento, se retiraban las rampas y quedaba visible en su totalidad.
Hasta finales del siglo XIX esta fue la única naveta conocida. La bautizó Joan Ramis i Ramis en 1818 al publicar Antigüedades célticas de la isla de Menorca. La denominó naveta porque vio en ella la forma de una nave invertida, y sostenía que era un templo a Isis, que en el siglo XIX era considerada la inventora de la navegación y la diosa protectora de los marineros.
Excavación y restauración
La naveta de Es Tudons fue excavada y restaurada a finales de los años cincuenta del siglo XX por un equipo dirigido por el Dr. Lluís Pericot y Maria Lluïsa Serra, gracias a una ayuda económica de la Fundación March.
Al iniciarse los trabajos, la naveta ofrecía un panorama desolador. El ábside había colapsado y presentaba un enorme agujero que permitía el acceso a la cámara inferior. Todas las losas de la cubierta habían caído sobre la cubierta inferior, y esta, en gran parte, había caído a su vez sobre la cámara inferior. El acceso por la puerta era impracticable y un gran acebuche crecía sobre el muro este de la tumba. Matas y matojos crecían por todo el monumento y el estado de remoción del interior indicaba que había sido expoliado.
En primer lugar, se excavaron los sedimentos interiores y, a pesar de la remoción, se documentaron diferentes estratos arqueológicos, entre los que destaca el tercero, en el que se registraron los restos de más de 100 esqueletos y sus ajuares, actualmente expuestos en el Museo de Menorca.
La restauración fue realizada por una brigada de trabajadores dirigidos por dos obreros especialistas del Ministerio de Cultura, bajo la dirección de Maria Lluïsa Serra. Primero se identificaron y catalogaron todas las piedras originales, analizando cuál podría haber sido su posición originaria para después recolocarlas en su emplazamiento original.
El ábside se recompuso en su totalidad con las piedras originales del monumento y tan solo algunas losas de la cubierta se construyeron de nuevo. En algunos puntos del muro se usó hormigón para reforzar su estructura, pero tanto el aspecto como la estructura son las originales del monumento funerario de la Edad del Bronce.
Si hay un referente de la prehistoria de Menorca, este es la naveta de Es Tudons. Desde la primera referencia de la que tenemos constancia, en el estudio de Joan Ramis i Ramis de 1818, considerado el primer libro de prehistoria publicado en España, todos los historiadores y arqueólogos han mencionado de un modo u otro el monumento funerario.
Es muy probable que su buen estado de conservación y las historias populares que ha inspirado hayan atraído la atención no solo de los investigadores, sino también de los menorquines y de los visitantes de la isla.
Asimismo, la naveta forma parte del imaginario popular al ser la protagonista de una de las historias más conocidas de la cultura popular menorquina: la leyenda en la que compiten dos gigantes.
Hoy sabemos que las navetas funerarias son monumentos únicos y originales de la Menorca prehistórica, ya que solo se han documentado en esta isla, mientras que en Mallorca permanecieron inéditas durante la Edad del Bronce. Es, por lo tanto, un monumento propio del ingenio arquitectónico de las comunidades prehistóricas menorquinas. No hay libro de texto escolar ni volumen de prehistoria de España que no lo incluya como uno de los monumentos más relevantes de la prehistoria del Mediterráneo,
Y tanto es así que se ha convertido en un icono identificativo de Menorca. Son numerosos los ejemplos de empresas, comercios y eventos culturales y deportivos que usan su inspiradora imagen como logotipo de lo que quieren anunciar. El patrimonio arqueológico se convierte así en un referente identificador de exclusividad que relaciona el producto o el evento que se publicita con la esencia de Menorca, con lo más original que posee.
En la fachada de la naveta parece que falte una piedra. Los arqueólogos desconocen el motivo, pero la cultura popular hace tiempo que encontró una explicación. Desde hace generaciones, los más mayores cuentan una leyenda sobre dos gigantes que pretendían a una misma chica. La doncella no se decidía por uno o por otro y los pretendientes acordaron competir: uno excavaría un pozo y el otro construiría una naveta. El que acabara primero sería el elegido.
Cuando el gigante que construía la naveta pasó junto al pozo cargando la última piedra, el gigante que lo estaba excavando exclamó desde dentro que había encontrado agua. Fueron sus últimas palabras, puesto que el otro gigante le lanzó la piedra y huyó.
Los textos e ilustraciones los puedes encontrar en los paneles informativos del mismo yacimiento.
Como llegar
Abrir mapa con indicaciones GPS
DIRECCIÓN: Km 40, de la carretera Mahón – Ciudadela.
TELÉFONO: +34 971 15 78 00
PRECIO: General 2 €, descuentos a jubilados estudiantes, grupos.., niños gratis
TITULARIDAD: Privada
GESTIÓN: Fundació Foment del Turisme de Menorca