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Navetas de Rafal Rubí

El yacimiento de Rafal Rubí destaca por sus navetas funerarias, entre las más antiguas de la isla, y en donde se hallaban los restos de más de 100 personas. Además, el sitio incluye un poblado talayótico y vestigios prehistóricos que revelan la vida cotidiana de una antigua civilización de hace 3.000 años.

Naveta sur de Rafal Rubí
Naveta sur de Rafal Rubí

Rafal Rubí, dos navetas y un yacimiento singular

Rafal Rubí es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Menorca y uno de los más citados por los científicos. Es el único de la isla que presenta dos navetas de enterramiento tan cerca la una de la otra. Se cuentan entre las más antiguas de la isla, ya que fueron construidas alrededor del 1400 a.C, en el periodo conocido como Naviforme II (Edad del Bronce).

Están construidas mediante la técnica ciclópea, es decir, con piedras de gran tamaño, tienen alzado y presentan forma de nave invertida (de ahí el nombre de naveta). Las navetas de Rafal Rubí constituyen uno de los más bellos conjuntos y arquitectura funeraria en Menorca.

Estas dos navetas fueron utilizadas intensamente entre el 1.200 y el 850 a.C. para enterrar a los difuntos acompañados de objetos personales, con la creencia de que les seguirían en su viaje al mas allá. Fueron citadas por primera vez por el eminente prehistoriador francés Émile de Cartailhac en 1892. Pero no fueron excavadas y estudiadas a fondo hasta los años 1965 (nave sur) y 1977 (nave norte) por equipos de los museos de Menorca y de Mallorca, con la participación de María Lluïsa Serra y Guillermo Rosselló Bordoy.

Sólo se encontraron restos de enterramiento en las cámaras superiores, ya que las inferiores habían sido utilizadas ancestralmente por los payeses de la finca para guardar el ganado. Los restos óseos exhumados corresponden a un total de 75 cadáveres. Ambas navetas fueron restauradas a raíz de las excavaciones mencionadas, ya que había partes derruidas y estaban en mal estado de conservación.

Poblado talayótico

Las navetas funerarias de Rafal Rubí están asociadas al poblado talayótico vecino (que nunca ha sido excavado), formado por un talayot de planta circular y varias viviendas. Este poblado, situado en la parte norte del yacimiento, sobre una pequeña elevación del terreno, estuvo habitado por una pequeña comunidad dedicada fundamentalmente al cultivo de la tierra y al cuidado del ganado. La visita al yacimiento de Rafal Rubí nos permite hacernos una idea bastante aproximada de cómo eran y cómo vivían los menorquines de hace tres mil años.

Naveta norte de Rafal Rubí

Las navetas son sepulcros funerarios exclusivos de Menorca que fueron utilizados básicamente entre el 1400 y el 850 a. C., coincidiendo con el paso de la Edad de Bronce a la del Hierro.

Naveta norte de Rafal Rubí

Se trata de un momento de transición en la organización de las comunidades prehistóricas menorquinas, que pasaron de vivir en pequeños núcleos, de cabañas naviformes a hacerlo en poblados articulados en torno a uno o más talayots.

La naveta norte de Rafal Rubí tenía dos pisos que se conectaban a través de una chimenea vertical situada al final del pasillo de acceso. Actualmente, la planta superior está prácticamente derruida, pero todavía se puede ver el arranque de sus muros.

Cuando esta naveta fue excavada, en 1977, su cúspide estaba ocupada por acebuches y matas de lentisco. La cubierta del piso superior había desaparecido y en la parte posterior de la cámara inferior se había realizado, intencionadamente, un agujero.

El sedimento interior estaba totalmente removido y muchos restos habían desaparecido. A pesar de ello, se recuperó un conjunto de huesos que corresponden a un mínimo de 19 individuos, entre hombres, mujeres y niños. Si lo comparamos con otros sepulcros de la isla, podemos pensar que originalmente se inhumaron más de un centenar de personas

Naveta sur de Rafal Rubí

Esta es una de las navetas de mayores dimensiones y mejor conservadas de la isla. Fue excavada y restaurada en 1968, cuando se añadieron las dos hiladas superiores de la fachada.

Naveta sur de Rafal Rubí
Naveta sur de Rafal Rubí

Cámara inferior

La cámara inferior había sido utilizada como lugar de cobijo para el ganado en días de lluvia y ya no conservaba restos arqueológicos. Pero hay noticias de que, a principios del siglo XX, todavía había huesos humanos.

Cámara superior

En la cúspide, se identifica perfectamente lo que era la cámara superior y se conservan la mayoría de losas que la cubrían. De aquí se recuperó un conjunto de huesos que corresponde a un mínimo de 44 individuos, entre hombres, mujeres y niños, entre los cuales destaca un cráneo trepanado.

Los cuerpos eran introducidos a través del estrecho corredor. Los que iban al piso superior se subían por la chimenea y los que se inhumaban en la habitación inferior eran introducidos a través de la losa perforada que le da acceso. El rebajo que hay alrededor del agujero indica que después se colocaba algún elemento de cierre de madera o piedra.

Una vez esqueletizados, los huesos se arrinconaban hacia el fondo y hacia los lados de la cámara. Gracias a datos de otras excavaciones se sabe que los cráneos eran tratados con más cuidado que el resto de huesos y se colocaban cerca de las paredes.

El paisaje de Rafal Rubí, tres mil años atrás

El lugar donde actualmente se asientan las navetas fue intensamente habitado desde los inicios de la prehistoria gracias a las surgencias de agua dulce que aparecen en determinados puntos cercanos en época de lluvia, y a la fertilidad de los campos que las rodean. De hecho, constatamos la proximidad de otros asentamientos prehistóricos, como los de Sant Vicenç d’Alcaidus, Sant Rafael, Biniac/L’Argentina y Biniac de Davant, articulados a través del antiguo camino de Mahón, que pasaba muy cerca de aquí.

Gracias a los estudios paleo-ecológicos, hoy sabemos que el paisaje de Rafal Rubí a finales de la edad del bronce, entre el 1200 y el 850 a.C., era bastante parecido al actual. En Menorca, había grandes masas forestales y arbustivas, dentro de las cuales ya se habían abierto numerosas áreas para el cultivo de la cebada y el trigo y para el pasto de cabras, ovejas, cerdos y alguna vaca.

Las especies arbóreas más comunes eran los acebuches, las encinas y los pinos. Y las arbustivas, eran brezos, lentiscos, aladiernos y estepas. El fuego era empleado, no sólo para usos domésticos e industriales, sino también para evitar daños en la densa vegetación forestal.

En cuanto al topónimo, la palabra Rafal es un genérico geográfico de origen árabe (al-Rahl) que tras la conquista cristiana del rey Alfonso III de Aragón en 1287 d.C., pasó a designar una porción de tierra que uno o varias familias campesinas trabajaban sin ser generalmente los propietarios.

La vida doméstica en los poblados naviformes

Los arqueólogos llaman naviforme al período comprendido entre el 1600 a.C y el 850 a.C. El nombre proviene de la forma de nave invertida (o sea, con planta de herradura) que adoptan las viviendas en Menorca en este momento de la prehistoria.

Estas casas, alargadas y con ábside, son conocidas técnicamente también como «naviformes». Se extendieron por toda la isla y las solemos encontrar en pequeños poblados de hasta un máximo de doce unidades. Estaban construidas con piedras de gran tamaño mediante técnica ciclópea. Los muros eran de doble cara, con relleno de piedra pequeña en el interior.

Las cubiertas eran generalmente de arcilla y elementos vegetales y eran sostenidas mediante puntales y vigas de madera. Presentaban diferentes zonas funcionales, tales como el hogar, donde se cocinaban los alimentos (pero donde también era posible fabricar y cocer cerámicas), un área de taller, estancias donde almacenaban alimentos y otros enseres, y espacios de descanso.

Trabajos de Excavación

En los trabajos de excavación de las navetas de Raúl Rubí y sus inmediaciones, se encontraron restos de cuencos y ollas de cerámica de perfil globular, fragmentos de ánfora hecha a torno, un colgante bicónico (de fundición aún desconocida, siendo un objeto exclusivo de la prehistoria menorquina) y un fragmento de collar en forma de tubo, conocido como torques. También había restos óseos de animales domésticos, con predominio del cerdo. Todo ello nos habla de la vida cotidiana de los menorquines que vivían en ese mismo lugar tres mil años atrás.

Gente talayótica

Los primeros grupos humanos se asientan en Menorca de forma permanente alrededor del 2300 aC (calcolítico), según los datos de que disponemos actualmente. Pertenecían al mismo tipo racial común en el Mediterráneo y procedían del sur de Francia y del noreste de la península ibérica. En poco tiempo, ocuparon los principales ecosistemas de la isla.

El estudio de los restos óseos de una treintena de individuos, localizados en la cámara superior de la naveta norte, han permitido llegar a varias conclusiones: el 53% eran jóvenes, el 21% adultos y otro 21% eran mayores de 40 años; ninguno de ellos debía superar los 50 años de edad. La elevada frecuencia de mortalidad en adultos jóvenes afectaba tanto a hombres como mujeres. También sabemos que la estatura media era de 1,63 m para los hombres y de 1,53 m para las mujeres.

Salud

En cuanto a la salud, se han detectado ligeros traumatismos craneales y otras lesiones del esqueleto relacionadas con el sobreesfuerzo muscular. Las evidencias de tensión y patologías reflejadas en rodillas y pies ponen de manifiesto que muchos individuos estaban sentados a menudo sobre los talones y que caminaban mucho. La presencia de algunas afecciones dentales indica que la dieta se basaba en carbohidratos y sufría de una cierta falta de proteínas.

Vestimenta

La vestimenta era fundamentalmente de lana y de algodón, aunque no se ha conservado. En cambio, sí se han encontrado collares, brazaletes y otros adornos de bronce, de hueso y otros materiales. La presencia de armas evidencia la existencia de guerreros. Uno de los hallazgos más sorprendentes en Rafal Rubí es el cráneo de una mujer adulta que había sufrido una trepanación (perforación) en el hueso frontal. Sobrevivió a la operación, ya que se ha apreciado la cicatrización del hueso alrededor de la herida. Esta práctica no tenía un propósito médico, sino que se relaciona con rituales mágicos o religiosos.

Todo un mundo alrededor del bronce

Esta fase de la prehistoria se caracteriza por la fabricación de diferentes utensilios, instrumentos y armas de bronce. Como es sabido, el bronce es una aleación formada por cobre y estaño.

Mina de cobre prehistórica

Conocemos una mina prehistórica de cobre situada en la isla de Colom. Pero el estaño procedía del exterior de la isla. A Menorca, también llegaban objetos ya elaborados, pero todos los instrumentos documentados hasta ahora tienen una fuerte personalidad menorquina. En general, la composición de los objetos de bronce es de buena calidad, con porcentajes de entre el 8% y el 14% de estaño.

Proceso de fabricación

Los objetos de bronce eran fabricados con moldes de piedra refractaria, o bien de arcilla, también refractaria, en los que se grababa el negativo del objeto que se quería conseguir. El mineral de cobre y estaño, previamente triturado, se fundía a altas temperaturas, de hasta 900°C. Una vez en estado líquido, se transformaba en pequeños lingotes, depurando así las escorias. Seguidamente, se volvía a fundir el lingote para verter después el líquido en los moldes correspondientes para fabricar hachas, lanzas, escoplos, brazaletes u otros objetos.

Pequeños talleres metalúrgicos

Durante el Naviforme II (1450-850), se consolida la técnica de fabricación de objetos de bronce. El porcentaje de mineral que forma la aleación de cobre y estaño tiende a normalizarse y esto permite la confección de piezas estandarizadas. Es muy probable que cada granja o conjunto de casas naviformes contará con su pequeño taller metalúrgico donde los pobladores elaboraban sus instrumentos y herramientas. Estamos en la Edad del Bronce!.

Construir una naveta: ¿un trabajo de gigantes?

Levantar una naveta de estas proporciones no debía ser un trabajo fácil. Tanto el diseño como la construcción de estos edificios funerarios ponen de manifiesto los conocimientos notables de física y matemáticas que tenían los menorquines de la prehistoria.

Proceso de construcción

En primer lugar, había que elegir el lugar donde se quería construir la naveta y decidir cuál sería el punto de extracción de las piedras, es decir, la cantera. Generalmente, elegían una cantera cercana para evitar desplazamientos largos y esfuerzos innecesarios.

Probablemente, abrían la roca madre con cuñas de madera y desprendían así la pieza deseada. Después, las piedras obtenidas eran trasladadas sobre trineos o troncos de madera hasta el emplazamiento. Allí, sobre el suelo rocoso, dibujaban la planta y colocaban las piedras de la primera hilada, que generalmente eran grandes y de un formato más o menos regular, ya que tenían que soportar todo el peso del edificio.

Levantamiento de los muros

Para levantar progresivamente los muros, constituían rampas exteriores hechas con piedras pequeñas y tierra, por las que hacían subir las piedras y las situaban sobre la hilada de abajo. Después, cortaban y colocaban grandes losas planas para cubrir la cámara inferior. Y posteriormente, levantaban las paredes de la cámara superior y la cubrían, a su vez, con un segundo piso de losas. No sabemos si la cubierta de estos edificios tenía forma plana o si era ligeramente apuntada.

El esfuerzo de construcción había sido enorme pero, al fin, los difuntos tendrían una tumba monumental para acceder al más allá. (Textos e infografías extraídos de la cartelería que podéis encontrar en el yacimiento).

Como llegar

Saliendo de Mahón dirección Ciutadella, a unos 5,6 kilómetros hay que coger un desvío a la derecha, está bien señalizado como el camí de Son Rubí.

Abrir mapa con indicaciones GPS

DIRECCIÓN: Camí de Son Rubí, Km 6,7 de la carretera MahónCiudadela.

TITULARIDAD: Privada

APARCAMIENTO: Habilitado

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