El Poblado prehistórico de «Son Catlar» tiene sus inicios en época pretalayótica, su momento de esplendor en época talayótica, y acaba al final de la época romana. En su interior podemos ver los restos del recinto de taula, cinco talayots y diversas habitaciones.
El poblado
El poblado protohistórico de Son Catlar esta ubicado sobre una pequeña colina y es el más grande de la isla, con una superficie equivalente a más de cuatro campos de fútbol (44.000 m²).
Junto a Trepucó y Torre d’en Galmés, fue uno de los grandes centros sociales y económicos de la isla.
Se distingue del resto por ser el único poblado de todas las baleares que conserva íntegramente una espectacular muralla ciclopia que lo rodea totalmente.
En el interior del poblado están presentes todas las estructuras que definen los poblados talayóticos menorquines; se conservan cinco talayots, un gran recinto de taula, al menos una sala hipóstila y numerosos círculos o casas monumentales de finales de la cultura talayótica.
Al igual que en nuestras ciudades, también podemos encontrar espacios públicos, para la reunión o el trabajo en común, y privados, las viviendas.
La vegetación y los derrumbes esconden, actualmente, buena parte de sus estructuras, a la espera de que las intervenciones arqueológicas en curso las saquen a la luz.
- Una vez allí podéis hacer dos rutas diferentes: una para ver las murallas, otra, por el interior del poblado. Cada una de ellas tiene una duración de 25 minutos.
- Existe un punto de observación astronómica con información sobre la Arqueoastronomía de Menorca.
Un poblado preparado para la guerra
En este poblado destaca la espectacular muralla que envuelve casi todo su perímetro, con torres adosadas. ¿De quien se querían defender sus habitantes?
Los orígenes del poblado se sitúan a finales de la Edad del Bronce, aunque el momento de mayor esplendor se produce a finales de la Edad del Hierro, antes de la conquista romana. En aquel momento, los menorquines entran en estrecho contacto con los púnicos, un pueblo de comerciantes que, desde Cartago, se extiende por todo el Mediterráneo occidental.
Los habitantes de Son Catlar vivían, seguramente, de la agricultura y la ganadería, al igual que el resto de los menorquines de época talayótica: cultivaban trigo y cebada, y criaban cabras, ovejas, vacas y cerdos. La pesca no comenzó a practicarse en Menorca hasta finales de la época talayótica, gracias a la influencia de la cultura púnica.
La presencia de cerámica romana y medieval islámica nos indica la continuidad en la ocupación del poblado durante estos periodos. En el poblado se han realizado algunas intervenciones arqueológicas a finales del siglo XIX y a lo largo del XX, pero aún faltan muchos datos sobre cómo vivían sus habitantes. Informacion extraída en el poblado de Son Catlar.
En 2014 se inició un nuevo proyecto de investigación universitaria que puso Son Catlar en el centro del panorama científico, lo que favoreció su adquisición por parte del Consell Insular de Menorca en 2018.
Como llegar
DIRECCIÓN: A unos 8 km al sur de Ciudadela, por la carretera de Son Saura.
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Información de interés
PRECIO: Visita libre.
TITULARIDAD: Privada.